Auditoría Interna: ¿Aliada o Enemiga?

Auditoría Interna
¿Aliada o Enemiga?

La relación que mantiene la alta gerencia de una organización con la auditoría interna marca, sin lugar a dudas, las características de la cultura organizacional de la misma. Aunque siempre hay matices, en los extremos nos encontramos con que auditoría interna puede ser un gran aliado o un enemigo íntimo de la alta gerencia.

El rol de la auditoría interna es poner en evidencia aquellas cosas que no funcionan como se espera y no la de buscar culpables. Una cultura organizacional que permita encontrar debilidades y oportunidades de mejora potencia directamente las fortalezas y posibilidades de la compañía, logrando además que el recurso humano se sienta parte de un equipo que lo valora y motiva a brindar lo mejor de sí.

AUDITORÍA COMO EL ENEMEGIO INTERNO

En determinadas empresas por prejuicios y resquemores hay gerencias que ven a los encargados de realizar auditorías como seres mezquinos que sólo están esperando que alguien se equivoque para saltar sobre él. Sienten constantemente la respiración en el cuello del auditor que acecha la mínima equivocación.

En estos casos se debe trabajar sobre la imagen real de lo que es una auditoría interna y todos los beneficios de contar con un departamento que se encargue de velar por sobre nuestras acciones. Se debe ver al auditor como un ángel de la guarda, no como un verdugo.

CONSTRUYENDO ALIADOS

Para revertir esta imagen errónea se debe trabajar en aquellos lazos que permitan unir y planteen esfuerzos en conjunto entre ambos departamentos. Por ejemplo:

  • Pedir consejo: Tanto la alta gerencia como la auditoría interna deben tener la disposición de solicitar la visión del otro departamento ante la toma de determinadas decisiones, ya que siempre se puede enriquecer una propuesta con un nuevo aporte. Así, cambiamos la imagen de “nos están espiando” por el de un trabajo en colaboración.

  • Solicitar seguimiento: Para fortalecer la colaboración entre gerencia y auditoría es importante que se pida el seguimiento a diferentes acciones para que se construya la idea del trabajo en conjunto. La labor de la empresa será juzgada por clientes y colaboradores, tenemos la obligación de prevenir cualquier equivocación antes de salir del fuero interno. 

  • Elogiar en voz alta: Para que todos valoren el esfuerzo que cada uno desempeña es importante que se escuche dicha valoración. Si desde la alta gerencia se elogia la colaboración de la auditoría interna y viceversa, se logrará sembrar la idea del trabajo mancomunado como un pilar de la empresa.  

AUDITORÍA COMO UN ALIADO AUTÓNOMO

En el otro extremo de la cuerda nos encontramos con gerencias que sitúan en el departamento de auditoría a sus más íntimos amigos, buscando una errónea fidelidad que condiciona su función dentro de la empresa.

El departamento de auditoría interna debe tener la libertad y autonomía de ejercer su tarea sin condicionamientos, ya sea que obedezcan a hostigamientos, falta de independencia o el simple hecho de querer “quedar bien con el jefe”. 

SEMBRANDO INDEPENDENCIA

La auditoria puede ser nuestro mejor aliado autónomo si le ofrecemos determinadas herramientas, por ejemplo:

  • Fomentar la crítica constructiva. Desde la alta gerencia se debe establecer como norma el impulsar las críticas que lleven a una mejora en las prácticas y acciones de la empresa. Siempre que se planteen correctamente las críticas son necesarias y fundamentales para hacer la diferencia y crecer.

  • Cimentar la independencia. Fuera de la organización existen muchos competidores que esperan un error para tomar nuestro lugar, por eso es importante entender el valor de una auditoría interna que anticipe esa situación y posibilite la oportunidad de corregir antes de salir desprevenidos al mercado. Sin libertad de acción este rol es imposible de ejercer.

  • Impulsar el diálogo. No se puede lograr colaboración auténtica sin la posibilidad de expresar las diferentes opiniones libremente, por ello es esencial que se fomente el diálogo genuino entre los colaboradores de cada departamento.

Toda relación saludable debe estar asentada en una base fundamental que es el respeto, una condición básica que debe sembrarse y cultivarse. 

Recuerde que si la cultura organizacional tiene como sinónimo al respeto, en ella podrán construirse grandes propuestas con una base sólida. Los colaboradores deben involucrarse como parte fundamental de un todo orgánico que se esfuerza por un objetivo común, sin mezquindades.